SERVICIOS DE FUMIGACION
SAN DIEGO, EDO. CARABOBO
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Hembra
adulta repleta de Ixodes ricinus. Fotografía de Jarmo HolopainenEn qué países
hay garrapatas de perros y gatos (distribución e incidencia)
Hay
garrapatas que afectan a perros y gatos en todo el mundo, si bien las especies
y su abundancia varían mucho según la región. En climas templados y fríos
(p.ej. España, sur de Argentina y Chile, etc.) hay unas especies de garrapatas
concretas y los problemas de garrapatas se reducen fundamentalmente a los meses
de verano. En climas subtropicales y tropicales hay otras especies de
garrapatas y puede haber infestaciones de garrapatas durante todo el año, con
mayor o menor intensidad.
Qué
tipos y especies de garrapatas afectan a los perros y gatos (especies de
garrapatas)
Con
pocas excepciones, la mayoría de las garrapatas que afectan a perros y gatos
son las mismas que las que atacan al ganado, a otros animales salvajes
(mamíferos, aves, etc.) y a los seres humanos. Se trata sobre todo de especies
de garrapatas duras de los géneros:
Amblyomma
(enlace) en América y África
Dermacentor
(enlace) en todo el mundo
Haemaphysalis
(enlace) en Europa y Asia
Hyalomma
(enlace) en Europa y Asia
Ixodes
(enlace) en todo el mundo
Rhipicehpahlus
(enlace) en todo el mundo.
Entre
las garrapatas blandas, Otobius meningni (enlace) que se suele instalar
típicamente en las orejas, puede ser un problema local en perros y gatos en
América latina.
Dónde
viven las garrapatas de los perros y gatos (hábitat)
La
inmensa mayoría de las garrapatas viven en la naturaleza, no en el interior de
edificios; y abundan allí donde viven sus hospedadores preferidos. En general
se las encuentra sobre todo en y alrededor de zonas de bosques (pero en el
sotobosque, es decir, cerca del suelo), matorral, pradera, pastizal, etc.
También pueden abundar en parques y jardines cerca de las ciudades, en zonas
periurbanas. Apenas se las encuentra en tierras agrícolas cultivadas, pero sí a
su alrededor.
Con
muy pocas excepciones, las garrapatas no son capaces de sobrevivir
reproduciéndose en las ciudades o dentro de las casas adonde pueden llegar
prendidas a una mascota. Pero atención. Una garrapata repleta que se desprende
de un perro o un gato, puede poner huevos en algún rincón de la casa, o del
jardín. De los huevos saldrán larvas, y éstas pueden subirse y prenderse
(picar) a animales o personas. Eso sí, las larvas son de ordinario muy pequeñas
(1 milímetro) y pueden pasar desapercibidas. Además es improbabilísimo que
logren completar su desarrollo a garrapatas adultas en un entorno doméstico.
La
especie Rhipicephalus sanguineus, que tiene a los perros como hospedador
preferido, puede completar todo el ciclo biológico sobre el hospedador, y
también puede instalarse al interior de edificios, especialmente donde viven
numerosos perros (perreras, pensiones, criaderos). Esta garrapata original de
África se da hoy en día en todo el mundo.
Cómo
viven las garrapatas de los perros y los gatos (ciclo vital o biológico)
Todas
las especies de garrapatas pasan por tres estadios de desarrollo sucesivos
(además del huevo): larva, ninfa y adulto (machos y hembras): todos los
estadios chupan sangre, es más, sólo se alimentan de sangre.
Larvas
de garrapata subidas a una hierba, esperando a que pase un hospedadorLas larvas
salen de los huevos y son los estadios más diminutos (apenas 1 mm de longitud):
de ordinario apenas se ven a simple vista. Tras chupar sangre, las larvas mudan
a ninfas que son algo mayores. Éstas vuelven a chupar sangre y después mudan a
adultos. También los adultos chupan sangre, pero son sobre todo las hembras
adultas las que más sangre chupan (hasta más de 1 ml), pues la necesitan para
producir seguidamente los huevos. Las hembras adultas repletas de sangre pueden
alcanzar hasta 2 cm de tamaño; según la especies alcanzan el tamaño de un
frijol (o alubia o judía) o incluso de una aceituna grande. El ciclo completo
de vida es decir, de huevo a huevo, puede durar de varios meses a varios años,
según la especie y el clima.
Según
las especies, las larvas, las ninfas y los adultos se encaraman a hierbas,
arbustos o ramas y esperan a que pase un hospedador adecuado para agarrarse a
él. La «comida» de sangre puede durar varios días o semanas. Una vez repletas
de sangre, las garrapatas hembras adultas caen al suelo donde ponen varios
miles de huevos y mueren. Muchas garrapatas pueden pasar meses e incluso años
sin comer, esperando a encontrar un hospedador.
Cómo
y dónde se infectan los perros y los gatos con garrapatas
Los
perros y gatos atrapan garrapatas fundamentalmente fuera de las casas,
directamente del suelo o de la vegetación. Es rarísimo que se transmitan de un
animal a otro. Si los perros y gatos tienen fácil acceso a zonas infestadas,
como suele ser el caso en las zonas rurales, será muy fácil y frecuente que
atrapen garrapatas. Si viven en ciudades, lo típico es que atrapen garrapatas
sólo durante paseos, excursiones, salidas al campo, etc. La excepción son las
perreras, criaderos o pensiones para perros, donde las garrapatas R. sanguineus
pueden completar el ciclo completo y por tanto infestar también a perros que no
salen al exterior.
Es
bien conocido que los gatos atrapan muchas menos garrapatas que los perros. Por
un lado puede deberse a que los gatos dedican más tiempo que los perros a su
propia higiene corporal y tal vez descubran y eliminen las garrapatas que han
atrapado antes de que éstas se prendan para chupar la sangre. Pero también es cierto
que los gatos suelen visitar menos las zonas infestadas de garrapatas, y no es
lo más frecuente llevarse al gato de excursión o de paseo por el campo, pero sí
al perro.
Qué
daños y enfermedades causan las garrapatas a los perros y gatos
Dermacentor
reticulatus, hembra. Fotografía tomada de www.maulkorbzwang.deLas garrapatas
sólo producen daño si pican y se prenden al hospedador. Eso sí, toda garrapata
que se sube a un hospedador -perro, gato o lo que sea- tiene la intención de
picarle y chupar sangre, pero suele tardar un tiempo, hasta varias horas, en
encontrar un sitio "apetecible", prenderse y empezar a chupar sangre.
Es importante saberlo, pues hay productos que logran matar a la mayoría de las
garrapatas antes de que se prendan (es decir tienen efecto preventivo), y otros
apenas evitan que la garrapata se prenda al hospedador.
La
picadura de las garrapatas puede ser dolorosa para la mascota, sobre todo si es
de una garrapata adulta grande. Pero la mayoría de las garrapatas, al picar,
introducen con la saliva sustancias anestésicas para que el hospedador no
sienta dolor, no note la picadura y poder ellas así chupar sangre sin que se dé
cuenta la víctima.
En
zonas tropicales y subtropicales donde abundan las gusaneras (miasis), las
picaduras de garrapata pueden también atraer moscas que ponen sus huevos en las
heridas. Algunas garrapatas (p.ej. de los géneros Ixodes y Dermacentor)
inyectan toxinas con la picadura que pueden causar parálisis.
La
pérdida de sangre que pueden causar unas pocas garrapatas no causa daño a las
mascotas. Es la situación habitual en regiones de clima templado o frío con
poblaciones relativamente pequeñas de garrapatas y una temporada corta. Pero en
regiones tropicales o subtropicales, en zonas ganaderas, una mascota puede atrapar
de golpe varios centenares de garrapatas. Entonces la pérdida de sangre sí que
puede suponer un daño considerable.
El
peligro mayor que amenaza a las mascotas por parte de las garrapatas es que
muchas especies pueden transmitir microorganismos causantes de numerosas
enfermedades: anaplasmosis, babesiosis, borreliosis (= enfermedad de Lyme),
ehrlichiosis, hepatozoonosis, meningoencefalitis, etc. Es decir, las garrapatas
son vectores de numerosas enfermedades. Estas enfermedades se dan sobre todo en
perros, entre otras razones porque los gatos suelen atrapar muchas menos
garrapatas que los perros.
Los
síntomas clínicos de estas enfermedades no son siempre muy específicos, y no es
fácil diagnosticarlas en su fase inicial. No es raro que se detecten cuando ya
no hay solución. A continuación se resumen los síntomas más importantes de
estas enfermedades.
Anaplasmosis,
causada por riquetsias del género Anaplasma. Fiebre alta, que a menudo es el
único síntoma perceptible. Pueden darse también inapetencia, pérdida de peso,
diarrea, vómitos, inflamaciones de las articulaciones con parálisis, síntomas
neurológicos. Esta enfermedad puede afectar ocasionalmente a los seres humanos.
Babesiosis,
causada por microorganismos unicelulares hemoparásitos del género Babesia.
Fiebre alta, a menudo coloración parda de la orina. En la fase aguda la
babesiosis puede causar fácilmente la muerte del animal. Si se supera la fase
aguda, pueden seguir debilidad general, inapetencia, pérdida de peso e
ictericia. Esta intoxicación es rara en seres humanos.
Borreliosis,
causada por bacterias del género Borrelia. Fiebre, inapetencia, indiferencia.
Más adelante se desarrollan inflamaciones articulares y parálisis, a menudo de
forma intermitente. En fases finales puede haber daños hepáticos y cardíacos.
Esta enfermedad también puede afectar a los seres humanos.
Ehrlichiosis,
causada por riquetsias del género Ehrlichia. Puede tardar años en manifestarse.
Inicialmente se desarrollan cansancio e inapetencia. Es típico que aparezcan
hemorragias nasales y hemorragias puntuales en las mucosas y en la piel.
También puede haber fiebre, ganglios inflamados y sangre en orina, heces,
expectoraciones y articulaciones. Sin no se trata, fácilmente se hace crónica y
la muerte del animal no es rara. Esta enfermedad también puede afectar
ocasionalmente a los seres humanos.
Meningoencefalitis,
causada por un virus. Es raro que los perros manifiesten síntomas clínicos de
esta infección: sólo se han descrito para perros de razas grandes, que no pocas
veces tienen desarrollo fatal. Se constata primero fiebre seguida de trastornos
neurológicos (ataques epilépticos, dolores, hiperexcitación, disfunciones
motoras, etc.). Esta enfermedad también puede afectar gravemente a los seres
humanos.
Parálisis,
causada por toxinas de algunas garrapatas. Los síntomas comienzan a los pocos
días tras la picadura. Flojera general que evoluciona a parálisis de los
miembros traseros. Tras 2 o 3 días parálisis completa de las patas. Si se sigue
una parálisis de la musculatura respiratoria que se manifiesta por dificultades
respiratorias, la muerte puede ocurrir en pocos días. Esta intoxicación es rara
en humanos pero no se puede excluir, sobre todo en niños.
Hepatozoonosis,
causada por Hepatozoon canis, un microorganismo unicelular. La mayoría de las
infecciones no producen síntomas y se curan solas. Si se desarrolla la
enfermedad, los síntomas dependen de qué órgano se vea afectado. Puede haber
fiebre, anemia, pérdida de peso, inflamación de los ganglios linfáticos,
exudación nasal y ocular, diarrea sanguínea, debilidad muscular. En casos de
infecciones masivas el animal muere por daños irreparables al órgano afectado.
Esta enfermedad no se da en seres humanos.
Hembra
adulta de Rhipicephalus sanguineus. Imagen tomada de Wikipedia commonsUna sola
garrapata puede ser suficiente para transmitir una de estas enfermedades. Pero
es importante saber que, para que la garrapata transmita esta enfermedad a la
mascota, debe pasar un cierto tiempo chupando sangre, al menos varias horas.
Por ello, cuanto antes se le quiten las garrapatas al animal, tanto menor es el
riesgo de que atrape la enfermedad. Tras un paseo por el campo es pues muy
aconsejable inspeccionar a la mascota para ver si ha atrapado garrapatas:
conviene hacerlo al poco de regresar, y p.ej. unas 12 horas después. La
diferencia es que inmediatamente al regresar del paseo las garrapatas apenas
habrán chupado sangre y es más difícil encontrarlas, pues son aún pequeñas.
Unas horas después se habrán hinchado de sangre y es más fácil encontrarlas.
El
riesgo de que una picadura de garrapata transmita una enfermedad a la mascota
depende mucho de cada región y de la época del año. Conviene pues consultar al
respecto las recomendaciones regionales de las autoridades sanitarias o
veterinarias. Ocurre que no todas las garrapatas de una población regional
están infectadas con los microorganismos patógenos que pueden transmitir a los
perros y los gatos, sino sólo un cierto porcentaje que varía de un lugar a
otro: el 5%, el 10%, etc. Y en las garrapatas infectadas, los microorganismos
pueden ser de especies diferentes, o de cepas de un mismo microorganismo más o
menos virulentas o infectivas.
Para
el propietario de las mascotas, lo importante es estar alerta. Si la mascota
atrapó alguna garrapata, hay que observar al perro o al gato atentamente los
días y semanas siguientes. Si se nota algo anormal hay que acudir al médico
veterinario e informarle de la picadura. Si es posible conviene conservar la
garrapata (p.ej. en alcohol) y llevársela al médico veterinario, pues conviene
identificar la especie para estimar mejor qué enfermedad ha podido transmitir a
la mascota: no todas las especies de garrapatas transmiten todas las
enfermedades.
Hay
que saber, que muy probablemente en la mascota sólo se "descubrirán"
garrapatas si lo que atrapó fueron garrapatas adultas. Éstas pueden tener un
tamaño de 2 a 10 mm (según las especies) antes de llenarse de sangre, y de 5 a
20 mm una vez repletas de sangre, es decir, un tamaño entre el de un grano de
arroz y el de un frijol (alubia, judía) o incluso el de una aceituna. Si la
mascota atrapó larvas, el propietario no verá nada, pues una larva repleta de
sangre apenas supera los 1-2 mm (la cabeza de un alfiler). Una ninfa repleta
puede alvanzar una talla de 2 a 5 mm, según las especies. Lamentablemente,
tanto las larvas, como las ninfas, como las garrapatas adultas pueden
transmitir enfermedades.
Contra
la mayoría de estas enfermedades no hay vacunas para proteger a las mascotas, y
la mejor prevención es evitar que la mascota atrape garrapatas.
¿Vacunas
contra las garrapatas para perros y gatos?
Se
habla popularmente de «vacunas contra garrapatas», «vacunas contra pulgas»,
etc. Los usuarios piensan en productos que se administran periódicamente, p.ej.
una vez al mes. Casi siempre están pensando en las pipetas o spot-ons contra
las garrapatas, que se explican más abajo en este artículo. Estos productos no
son propiamente vacunas sino antiparasitarios químicos síntéticos clásicos. Hay
unos pocos antiparasitarios externos inyectables, que tampoco son vacunas.
Respecto
a vacunas propiamente dichas contra las garrapatas (o pulgas, piojos, ácaros,
etc.) no las hay para las mascotas. La investigación continúa, pero deberán
pasar decenios años antes de que se disponga de una vacuna comercial contra
estos parásitos externos.
Claro
que hay vacunas para perros y gatos (y para seres humanos y el ganado) contra
ciertas enfermedades microbianas y virales, pero no, o apenas, contra parásitos
externos (garrapatas, pulgas, insectos, ácaros, piojos, etc.).
Para
saber más sobre las vacunas contra parásitos externos e internos del ganado y
las mascotas consulte el artículo correspondiente en este sitio (enlace).
¿Repelentes
contra garrapatas para perros y gatos?
La
inmensa mayoría de los repelentes comerciales contra insectos y garrapatas son
para uso en seres humanos. Los hay con repelentes sintéticos (p.ej. DEET,
icaridin) y con repelentes naturales (piretrinas, aceites esenciales y
extractos de plantas). Hay algunos productos específicos para mascotas, pero
muchos menos que para los seres humanos. No los hay para el ganado.
Pero
el efecto repelente de la mayoría de estos productos es fundamentalmente contra
los mosquitos (zancudos) y algo contra algunas especies de moscas (tábanos,
jejenes, moscas negras, etc.). El efecto repelente contra las garrapatas suele
ser mucho menor, si no es del todo nulo. Y es común a todos estos repelentes
comerciales que su efecto dura sólo unas horas, rara vez más de 6.
Algunos
de los antiparasitarios químicos sintéticos de las pipetas (spot-ons),
collares, champús , etc. (ver más abajo) también tienen cierto efecto repelente
contra las garrapatas, p.ej. los piretroides (permetrina, deltametrina,
cipermetrina) y el amitraz.
Puede
interesarle el artículo específico sobre repelentes en este sitio (enlace).
¿Control
biológico de garrapatas en perros y gatos?
No
hay ningún método biológico de evitar que un perro o un gato atrape garrapatas.
El único método «biológico» de «curar» las garrapatas que haya podido atrapar
una mascota es quitárselas a mano, una a una.
En
algunos lugares las autoridades sanitarias locales han hecho intentos de
controlar las poblaciones de garrapatas que pueden afectar a los seres humanos
(y a las mascotas) en parques y zonas de recreo periurbanas altamente
infestadas de garrapatas porque las visitan también animales salvajes que
sirven de hospedadores a las garrapatas (ciervos, corzos, venados, zorros,
etc.). A veces se han probado métodos biológicos (sobre todo con hongos
entomopatogénicos), pero hasta la fecha con poco éxito práctico.
Pueden
interesarle los artículos en este sitio sobre el control biológico de
garrapatas y ácaros en el ganado (enlace).
Encontrar
y quitar las garrapatas a mano a perros y gatos
Amblyomma
cajennense, hembra repleta. Fotografía de M. Campos Pereira
Una
vez que las garrapatas han encontrado a su hospedador, no suelen picar
inmediatamente, sino que buscan un lugar «a su gusto» para picar: p.ej. donde
la piel es más blanda, o está más caliente, etc. El hecho es que se pasean por
el pelaje de la mascota hasta encontrar estos lugares. Cada especie de
garrapatas tiene sus lugares preferidos: entre las patas, en las orejas, en la
zona inguinal, en el vientre, en el cuello, debajo de la cola, etc. Esta
búsqueda puede durar horas. Esto significa que al regresar de un paseo, si la
mascota ha atrapado garrapatas, es muy posible que unas hayan ya picado, y
otras no, y anden aún correteando por el pelaje.
Es
también importante saber que, de ordinario, las garrapatas no producen «picor» o
«comezón» a las mascotas, es decir, el hecho de que no se rasquen no significa
que no tienen garrapatas. Si se rascan, lo más probable es que tengan pulgas u
otros parásitos.
Cómo
inspeccionar la mascota para encontrar las garrapatas
Para
inspeccionar una mascota a la búsqueda de garrapatas hambrientas, es decir «no
prendidas», que todavía no han picado, lo mejor es usar un peine de pulgas y
peinar repetidamente todo el cuerpo. El peine será capaz de sacar las
garrapatas adultas y tal vez las ninfas, pero no las larvas de todas las
especies, que son más pequeñas que las pulgas. Estas ninfas o adultas
hambrientas hay que matarlas inmediatamente, pues pueden picar también a los
seres humanos. Por sí mismas no abandonarán a la mascota para subirse a una persona
u otra mascota. Pero si con el peine se las quita de la mascota y, p.ej., caen
al suelo vivas, se pondrán a buscar otro hospedador, que podría ser el dueño o
alguien de la familia. Atención: no es fácil matarlas, pues tienen un cuerpo
muy coriaceo. Hay que meterlas en alcohol, gasolina u otro disolvente orgánico.
O echarlas al fuego, o atravesarlas con un alfiler. Si se tiran al retrete
vivas, sobrevivirán el chapuzón...
Para
inspeccionar una mascota a la búsqueda de garrapatas prendidas, que ya han picado,
hay que palpar la piel de la mascota en búsqueda de pequeñas protuberancias, o
«granitos», del tamaño de una grano de arroz, o menores, hasta el de un frijol.
Es mejor hacerlo a contrapelo, al mismo tiempo que se inspecciona visualmente
la piel.
Si
se descubren unas pocas garrapatas prendidas -dos o tres- lo más razonable es
extraerlas una a una. Si se descubren más, puede ser aconsejable aplicar un
producto garrapaticida, entre otras razones porque es muy posible que el examen
visual no haya descubierto todas las garrapatas.
Sacar
las garrapatas a mano, una a una
Hay
disparidad de opiniones y experiencias respecto a cómo hacerlo. En algunos
casos funciona cubrir la garrapata con aceite de oliva o similar, o echarle una
gota de alcohol, petróleo o gasolina a la garrapata, o acercarle un cigarrillo
encendido; y esperar a que se suelte sola.
Pero
hay quienes recomiendan no «echarle» nada a la garrapata sino sacarla
efectivamente «a mano» o «a dedo». Para ello, agarrar la garrapata con los
dedos o con una pinza, lo más adelante posible, es decir, lo más cerca posible
de la boca con la que esta prendida a la mascota. A tí no te puede pasar nada,
es decir, no corres ningún riesgo de infectarte, tampoco si la garrapata
revienta y te manchas de sangre. Y si la sacas viva entera, la garrapata no te
hará ningún daño, no te picará a ti, etc.
Tira
de la garrapata hacia fuera de modo continuo pero no excesivo, sin girarla o
torcerla, hasta que se desprenda: puede tardar bastante tiempo en soltarse. Se
trata de evitar que se rompa y queden las piezas bucales dentro de la piel,
pues la herida podría infectarse. Evita apretar o aplastar el cuerpo de la
garrapata mientras está prendida a la mascota, pues esto podría “inyectar” su
contenido en la mascota. Si se rompe la garrapata y quedan las piezas bucales
en la picadura, normalmente se expulsarán naturalmente tras cierto tiempo,
aunque no se excluye que pueda infectarse la picadura. Puedes aplicar un
desinfectante para la piel tras la extracción.
Después,
mátala (p.ej. en alcohol o gasolina) y tírala una vez muerta al retrete, o al
fuego, o en su caso consérvala (en alcohol) para podérsela enseñar al médico
veterinario si la mascota enferma más tarde.
Si
una garrapata repleta de sangre cae al suelo viva dentro de la casa, y no se la
descubre, puede esconderse en algún lugar y poner miles de huevos. Tras varias
semanas, de estos huevos pueden eclosionar larvas que a su vez pueden infectar
a las mascotas o a seres humanos. Es poco probable que ocurra con la mayoría de
las especies de garrapatas, pero no puede excluirse con las de la especie
Rhipicephalus sanguineus.
Remedios
naturales, vegetales o caseros para eliminar o prevenir las garrapatas en
perros y gatos
La
verdad es que no hay muchos remedios naturales realmente eficaces –digamos
contundentes– para evitar que una mascota atrape garrapatas al salir al campo,
o para eliminarlas si ya las ha atrapado. Pueden reducir el riesgo de que las
atrape, o reducir el número de garrapatas atrapadas, pero no son siempre muy
fiables y el efecto no durará más que unas pocas horas. Según el nivel de
infestación con garrapatas del lugar que visite la mascota, esto puede ser
adecuado para protegerla, o del todo insuficiente.
En
Internet hay numerosos sitios que proponen diversos remedios caseros, pero casi
ninguno está apoyado por estudios serios. No obstante, probarlos cuesta poco y
no se corre apenas riesgos. La mayoría se basan en piretrinas, aceites
esenciales o extractos de ciertas plantas (citronella, lavándula, mamey, mandarina,
masambey, nim, orégano, poleo, pomelo, romero, toronjil, etc.).
Algunos
de estos extractos o aceites esenciales vegetales también forman parte de
productos comerciales «biológicos» o «naturales» en forma de pipetas, champús,
lociones, sprays, etc. Su eficacia suele ser notablemente inferior a la de los
antiparasitarios químicos sintéticos comerciales, tanto el efecto curativo,
como el preventivo (duración de la protección). A parte de tener una eficacia
intrínseca menor que la de los antiparasitarios químicos sintéticos, muchos de
estos productos apenas resisten al agua y al lavado, y la luz solar (los rayos
UV) los descompone con mucha mayor facilidad que a los antiparasitarios
sintéticos.
Conviene
saber que, en muchos países, los productos calificados como «naturales» (p.ej.
extractos de plantas) están sometidos a normativas mucho menos severas para
recibir el permiso de comercialización que los antiparasitarios químicos
sintéticos, tanto en lo referente a la eficacia contra los parásitos, como a la
seguridad para las mascotas. Por ser naturales se supone que no son peligrosos
para las mascotas... Y respecto a la eficacia, el usuario puede decidir si el
producto le es eficaz o no... Es evidente que los costos de desarrollo de estos
productos son sustancialmente menores que los de los antiparasitarios químicos
sintéticos, lo que hace que en algunos lugares proliferen enormemente. Es
imposible ocuparse de ellos aquí en detalle.
Puede
interesarle el artículo en este sitio sobre plantas medicinales garrapaticidas
e insecticidas (enlace).
Antiparasitarios
químicos sintéticos para el control y la prevención de garrapatas en perros y
gatos con
Hoy
en día, y según su modo de administración a la mascota y su eficacia, hay
fundamentalmente tres clases de garrapaticidas con antiparasitarios sintéticos:
Spot-ons
= pipetas (enlace); popularmente mucha gente les denomina vacunas
Collares
(enlace)
El
resto: champús, jabones, baños, sprays, aerosoles, etc. (enlace)
No
hay apenas inyectables ni tabletas (u otras formulaciones orales sólidas) para
el control eficaz de garrapatas en perros y gatos.
Eficacia
objetiva y eficacia subjetiva
El
propietario de una mascota que quiere protegerla contra las garrapatas con un
antiparasitario comercial debe ser consciente de que ningún producto procura el
100% de protección contra todas las especies de garrapatas. La mayoría de los
buenos productos ofrecen una protección entre el 90 y 98%, según las especies
de garrapatas. Los productos menos buenos suelen alcanzar eficacias del 75% al
85%.
Esto
significa que si a la mascota se le suben 100 garrapatas, el producto matará en
promedio 75, 80, 85, 90 o 98 de las 100 garrapatas. La eficacia de cada
producto varía también según las especies y los estadios de desarrollo (larvas,
ninfas, adultos). Por lo general es más difícil matar a los adultos que a las
ninfas y las larvas. La eficacia de los productos se suele determinar contra
los adultos, es decir, si una producto tiene el 95% de eficacia contra los
adultos de la especie X de garrapatas, se puede suponer que será aún más eficaz
contra las ninfas y las larvas de dicha especie.
Ahora
bien, esto significa, entre otras cosas, que es completamente diferente
proteger a la mascota:
contra
una que otra garrapata ocasional en una región donde no hay muchas garrapatas
(p.ej. España, sur de Argentina y Chile), que
contra
cientos o miles de garrapatas con las que se puede topar una mascota en
regiones tropicales o subtropicales ganaderas con alta incidencia de garrapatas
y en la temporada alta de las mismas. Por ejemplo, si la mascota se pasea donde
suelen descansar el ganado o animales salvajes afectados de garrapatas: en ese
lugar puede haber miles de larvas, ninfas o garrapatas adultas esperando a un
hospedador potencial.
Se
puede ejemplificar esto en dos casos simplificados:
Caso
1. Si el producto que le puso a su mascota tiene una eficacia objetiva del 95%
(-sería un producto excelente-) y su mascota se topa con 1 garrapata hambrienta
en su paseo, lo más probable es que la garrapata no sobreviva. Usted concluirá
subjetivamente que el producto es 100% eficaz. Pero no sabrá que el perro se
topó con una sola garrapata... Probablemente, lo mismo habría ocurrido con un
producto con una eficacia mediocre de sólo el 75%.
Caso
2. Si el producto que le puso a la mascota tiene una eficacia objetiva del 95%
y la mascota se topa con 500 garrapatas hambrientas (-algo bien posible en
zonas tropicales y subtropicales en la temporada alta!), hay una gran posibilidad
de que 25 garrapatas (el 5% de 500) sobrevivan sobre la mascota y usted las
descubra, al menos una buena parte de ellas. Concluirá subjetivamente que el
producto tiene una eficacia del 0%, es decir, es basura. Si hubiera usado un
producto mediocre con el 80% de eficacia, en vez de 25 habría encontrado hasta
100 garrapatas (el 20% de 500) en la mascota. También concluiría subjetivamente
que el producto tiene una eficacia del 0%, es decir, es basura. Pero no sabrá
que el perro se topó con 500 garrapatas y que un producto fue capaz de matar a
475, y el otro a 400.
Objetivamente
ambos productos en el caso 1 y 2 fueron eficaces. Subjetivamente, para usted,
en el caso 2 fueron del todo ineficaces.
Spot-ons
o pipetas antiparasitarios contra las garrapatas
El
término «spot-on» viene del inglés, del verbo «to spot» (= manchar, salpicar) +
«on» (~encima). Está en relación con el término «pour-on», del verbo «to pour»
(= verter, echar) + «on». Ambos describen modos de administrar productos de uso
externo a los animales, sobre todo al ganado: «spot-on» y «pour-on».
Los
«pour-ons» se vierten a lo largo de la línea dorsal del animal. Los «spot-ons»
se aplican en uno o varios puntos (o manchas), en el lomo del ganado o de la
mascota. Una vez aplicado el producto, la sustancia activa se distribuye por
todo el cuerpo del animal: más o menos, mejor o peor, antes o después (según la
sustancia activa, los vehículos o disolventes de la formulación, el pelaje del
animal, su comportamiento...). Los spot-on o pipetas contienen formulaciones
líquidas de antiparasitarios listas para el uso, es decir, no hay que diluirlas
en agua, ni hace falta un equipo para administrarlas: se administran
directamente, de la pipeta al animal.
Los
spot-ons se comercializan en ampollitas de tamaño diferente según el peso de la
mascota. Estas ampollitas han acabado por recibir la denominación popular de
«pipetas», en sí impropia, pues las pipetas son instrumentos de laboratorio que
sirven para trasladar pequeñas porciones de líquido de un recipiente a otro.
Más impropio aún es denominarlas "vacunas", pues se trata de
garrapaticidas sintéticos clásicos, no de productos vacunas propiamente dichas.
Aunque
ya había algún spot-ons hace unos 30 años (p.ej. con triclorfón, un
organofosforado) este modo de administración se impuso en el mercado de las
mascotas a partir de mediados de los años 90 del siglo pasado. Hoy en día los
spot-ons son la forma der administración de garrapaticidas y pulguicidas más
extendida para las mascotas.
Marcas
más conocidas de spot-ons (pipetas) contra garrapatas
Las
marcas originales de spot-ons garrapaticidas para mascotas más conocidas son
las siguientes, si bien no todas están disponibles en todos los países:
FRONTLINE
(con fripronil) de MERIAL; disponible para perros y gatos en todo el mundo.
Introducida a mediados de los años 90 del siglo pasado. Es también muy eficaz
contra pulgas. El fipronil es una molécula del grupo de los fenilpirazoles que
se usa abundantemente como plaguicida en la agricultura y en el ganado. Hay ya
numerosos genéricos. FRONTLINE PLUS es otra marca de MERIAL que contiene
fipronil y además metopreno. El metopreno es un inhibidor del desarrollo de los
insectos, sin efecto contra las garrapatas, añadido para mejorar la eficacia contra
las pulgas. Recientemente MERIAL ha introducido una tercera versión en algunos
países: CERTIFECT, que además de fipronil y metopreno contiene también amitraz.
El amitraz es un veterano garrapaticida y acaricida genérico descubierto en los
años 60 del siglo pasado. Se emplea mucho como plaguicida en la agricultura y
en la ganadería. También tiene efecto repelente contra las garrapatas. Como
todos los productos con amitraz es sólo para perros, pues el amitraz es tóxico
para los gatos.
ADVANTIX
(con mezcla de permetrina e imidacloprid) de BAYER. El efecto garrapaticida
viene de la permetrina. El imidacloprid es un neonicotinoide que sólo tiene
efecto pulguicida. Sólo disponible para perros, pues los gatos no toleran la
permetrina. La permetrina es uno de los primeros piretroides, un veterano
garrapaticida e insecticida genérico descubierto en los años 60 del siglo
pasado. Se emplea mucho como plaguicida en la agricultura y en la ganadería.
También tiene efecto repelente contra las garrapatas, como todos los
piretroides. Hay algunos genéricos del imidacloprid, y muchos de la permetrina.
En algunos países hay una versión K9-ADVANTIX que contiene además piriproxifén,
sin efecto contra las garrapatas pero inhibidor del desarrollo de las pulgas y
otros insectos.
PRAC-TIC
(con piriprol) de NOVARTIS, disponible por ahora sólo en algunos países y sólo
para perros. Introducida hacia 2007. El piriprol también es un fenilpirazol. No
se emplea ni en la agricultura ni en el ganado. No hay genéricos y por su
reciente introducción tardarán años en aparecer.
REVOLUTION
/ STRONGHOLD (con selamectina) de PFIZER. La selamectina es una lactona
macrocíclica endectocida. Es sobre todo un pulguicida y antihelmíntico, eficaz
contra las garrapatas Rhipicephalus sanguineus y Dermacentor variabilis, pero
con efecto sólo parcial y de ordinario insuficiente contra el resto de las
garrapatas. Se introdujo en casi todo el mundo en los años 1999-2000. No hay
aún genéricos por ahora.
PROMERIS
DUO (con mezcla de amitraz y metaflumizona) de FORT DODGE (hoy PFIZER). El
efecto garrapaticida viene del amitraz. El amitraz es un clásico garrapaticida
y acaricida genérico descubierto en los años 60 del siglo pasado. Se emplea
mucho como plaguicida en la agricultura y en la ganadería. También tiene efecto
repelente contra las garrapatas. La metaflumizona sólo tiene efecto pulguicida.
Sólo disponible para perros, pues los gatos no toleran el amitraz. Hay
genéricos del amitraz, pero por ahora no de la metflumizona.
Eficacia
de los spot-ons (pipetas) contra garrapatas
La
gran mayoría de las sustancias activas garrapaticidas de estos productos tienen
«efecto de contacto»: la sustancia activa se reparte rápidamente por toda la
superficie del cuerpo de la mascota y las garrapatas mueren por contacto
externo. La única excepción actual es la selamectina, que tras la
administración a la mascota penetra en su flujo sanguíneo y alcanza a las
garrapatas a través de la sangre que chupan, es decir, actúa de modo
«sistémico».
La
mayoría de los spot-ons o pipetas mencionadas o sus genéricos procuran un
control bastante bueno de las garrapatas. Si se administran a una mascota ya
infectada con garrapatas (uso terapéutico o curativo), logarán eliminar el
90-98% en 1 a 3 días tras la administración, según los productos, la especie de
garrapatas, el nivel alto o bajo de la infestación, el tipo de mascota (tamaño,
pelaje, etc.). Si se administran para proteger a la mascota y evitar que se
infecte (uso profiláctico o preventivo), lograrán impedir ampliamente la
infestación durante unas 4 semanas, en procentajes similares a los mencionados
previamente.
Los
spot-ons suelen ser bastante resistentes al agua (lluvia, chapuzones, etc,) y
al lavado. Aparte de la alta eficacia, son muy fáciles y cómodos de aplicar. Su
inconveniente mayor suele ser el elevado costo y el hecho de que las mascotas
quedan impregnadas del producto químico, y hay usuarios que no quieren que sus
mascotas estén “contaminadas” con plaguicidas.
Seguridad
de los spot-ons (pipetas) contra garrapatas
Para
los propietarios de las mascotas los spot-ons no presentan de ordinario un
problema de seguridad. Pero si los niños pequeños juegan mucho con las
mascotas, las agarran, abrazan, etc., es recomendable evitar que lo hagan
algunos días tras el tratamiento de la mascota con un spot-on.
En
los EE.UU. ha habido problemas serios de intoxicación de mascotas tras el uso
de algunos spot-ons, especialmente en gatos y en perros pequeños. Según un
informe de la EPA del 2010, la mayoría de los problemas han ocurrido con
spot-ons a base de permetrina, fenotrina (=sumitrina) y amitraz, no autorizados
para gatos, pero usados indebidamente en ellos, tal vez por despiste o
confusión. También ha habido casos en perros, sobre pequeños y por dosis
excesivas, p.ej. porque el usuario ha comprado pipetas para mascotas más
grandes (salen más baratas...) con la intención de usarlas varias veces, y
luego ha aplicado demasiado producto al animal más pequeño. Parece también que
los perros pequeños tienen simplemente la piel más sensible que los grandes y
pueden reaccionar negativamente al tratamiento.
Otra
causa de intoxicaciones e intolerancias parece que debe atribuirse a los
vehículos inertes (disolventes) de algunas formulaciones, no investigados lo
suficiente y que parecen no ser tan inocuos como ingenuamente se suponía.
Puede
interesarle el artículo en este sitio con más información sobre los spot-ons o
pipetas (enlace)
Collares
impregnados contra las garrapatas
Antes
de la aparición de los spot-ons, los collares impregnados eran pulguicidas y
garrapaticidas muy populares para las mascotas. La mayoría son de materiales
plásticos impregnados con insecticidas, casi siempre sustancias activas más
bien antiguas, todas genéricas, pertenecientes a las clases de los piretroides
(deltametrina, permetrina, etc.), organofosforados (diazinón, etc.), amidinas
(amitraz). A menudo tienen también efecto pulguicida (salvo el amitraz).
Todas
estas sustancias activas actúan por contacto con la garrapata. Los collares
funcionan porque la sustancia activa garrapaticida con la que están impregnados
se libera lentamente y se va extendiendo por el cuerpo de la mascota.
Los
collares son fáciles y cómodos de aplicar y de ordinario más económicos que las
pipetas. Un inconveniente de algunos collares puede ser su olor desagradable.
Eficacia
de los collares contra garrapatas
Algunos
collares impregnados procuran una buena protección durante 6-12 semanas,
notablemente más que los spot-ons. No obstante esto depende tanto del collar en
sí (p.ej. la sustancia activa), como de la situación concreta: nivel de
infestación, temporada del año, especies de garrapatas dominantes, etc. Por lo
general, el nivel de control de los buenos collares suele ser entre el 80-90%,
inferior al 90-95% que suelen procurar los mejores spot-ons. Pero esta
protección puede durar unas semanas más que la de los spot-ons, tal vez hasta
12 semanas, aunque la eficacia irá bajando a medida que pasa el tiempo: en vez
del 80-90% como al inicio, tal vez sea sólo del 60-75% hacia el final. Pero
esto puede ser suficiente si ya pasó lo peor de la temporada de garrapatas.
Por
su largo período de protección los collares son adecuados para proteger a las
mascotas contra infestaciones (uso profiláctico o preventivo), sobre todo
durante largos periodos; y no tienen mucho sentido usarlas para eliminar las
garrapatas que ya ha atrapado el animal (uso terapéutico o curativo), entre
otras razones porque actúan más lentamente que los spot-ons.
La
resistencia al agua (lluvia, chapuzones) y al lavado depende de cada marca de
collar y su composición. El agua no eliminará la sustancia activa que quede en
el collar mismo, pero puede eliminar en mayor o menor medida la que se había
extendido por el pelaje de la mascota, que es la que realmente la protege
contra las garrapatas. En este caso tardará un tiempo hasta que el pelaje
vuelva a impregnarse de sustancia activa.
Seguridad
de los collares contra garrapatas
Desde
el punto de vista de la seguridad, los collares son comparables a los spot-ons,
salvo que algunas de las sustancias activas antiguas utilizadas en los collares
son más tóxicas que las de los spot-ons (p.ej. los organofosforados). Pero los
errores de aplicación descritos para los spot-ons (sobre todo usar el tamaño de
pipeta incorrecto para el peso de la mascota) no deberían ocurrir con los
collares.
Puede
interesarle el artículo en este sitio con más información sobre los collares
(enlace)
Champús,
jabones, baños, sprays, etc. contra las garrapatas
La
característica general de estos productos es que la duración de la protección
contra la infestación por garrapatas es notablemente menor que la de las
pipetas y los collares. Según el producto no ha de esperarse más de 2-4 días, a
veces menos aún. Esto puede ser suficiente si sólo se pretende limpiar (es
decir curar) a la mascota de garrapatas que ya ha atrapado, o protegerla para
una salida al campo ocasional.
Muchos
de estos productos contienen sustancias activas sintéticas de las clases de los
piretroides (cipermetrina, deltametrina, permetrina, etc.), carbamatos
(carbaril, propoxur, etc.), organofosforados (clorfenvinfos, clorpirifos,
cumafós, diazinón, diclorvos, triclorfón, etc.) y amidinas (amitraz) o bien
sustancias activas de origen natural como las piretrinas, el d-limoneno, el
linalool, y otros aceites esenciales vegetales. Como los spot-ons y los
collares, casi siempre tienen también efecto contra las pulgas y otros
parásitos.
Unos
están listos para el uso (champús, jabones, lociones), otros hay que diluirlos
en agua antes del empleo (concentrados para baños).
La
eficacia de estos productos suele ser notablemente menor (70-80%) que la de los
spot-ons y collares, según el producto, aunque algunos pueden también alcanzar
>90%. Si la mascota se moja (llovia, chapuzón, baño) después del
tratamiento, algunos productos puede perder casi toda su eficacia. Otro
inconveniente es que pueden dar bastante trabajo aplicarlos, y no siempre es
fácil bañar un gato...
Desde
el punto de vista de la seguridad, hay que tener especial cuidado con los
productos concentrados que deben diluirse antes del uso. Una dilución
incorrecta puede ocasionar sobredosis tóxicas para la mascota, o subdosificación
e ineficacia contra las garrapatas.
Puede
interesarle el artículo en este sitio con más información sobre los champús,
jabones, etc. (enlace)
Clases
químicas de los garrapaticidas para perros y gatos
Los
garrapaticidas comerciales contienen una o más sustancias activas que
pertenecen a una clase química determinada. A continuación se enumeran las
principales clases químicas y sustancias activas de garrapaticidas disponibles
hoy en día para uso sobre mascotas. Los enlaces remiten a artículos en este
sitio con información adicional sobre las clases químicas individuales.
ORGANOFOSFORADOS
(enlace): Garrapaticidas e insecticidas de amplio espectro, no sistémicos,
eficaces también contra muchos otros parásitos externos (piojos, pulgas,
moscas, mosquitos, etc.). Se emplean en collares, champús, jabones, spot-on,
baños, etc. Principales organofosforados garrapaticidas son: clorpirifos,
clorfenvinfos, cumafós, diazinón, diclorvos, etión, triclorfón. Son los más
antiguos de los pulguicidas actualmente disponibles, descubiertos en los años
50-60 del siglo pasado. Todos son genéricos, es decir su patente ha expirado.
Los gatos no toleran algunos organofosforados (p.ej. el diazinón).
AMIDINAS
- Amitraz (enlace). Garrapaticidas de amplio espectro, eficaces también contra
piojos y ácaros, pero no contra moscas y mosquitos. Se emplean sobre todo en
baños, pipetas (spot-on), y collares. Sólo para perros: el amitraz es tóxico
para los gatos. Todos son genéricos.
PIRETROIDES
(enlace). Garrapaticidas e insecticidas de amplio espectro, no sistémicos,
eficaces también contra muchos otros parásitos externos (piojos, pulgas,
moscas, mosquitos, etc.). Se emplean en collares, champús, jabones, spot-ons,
baños, etc. Principales piretroides garrapaticidas son: cipermetrina,
deltametrina y permetrina. Se introdujeron en los años 60-70 del siglo pasado.
Todos son genéricos, es decir su patente ha expirado. Atención, la permetrina
es tóxica para gatos.
ENDECTOCIDAS
(enlace) o lactonas macrocíclicas: insecticidas, acaricidas y antihelmínticos
de amplio espectro. Se emplean sobre todo en pipetas. El único endectocida
empleado en mascotas contra las garrapatas es la selamectina, si bien con
eficacia sólo mediocre. Los demás endectocidas (ivermectina, abamectina,
moxidectina, milbemicina, etc.) no son de ordinario eficaces contra las
garrapatas de perros y gatos a las dosis terapéuticas. Habría que aumentar
mucho la dosis, pero resultarían tóxicos para las mascotas. Se introdujeron en
los años 80-90 del siglo pasado. Todos son genéricos, es decir su patente ha
expirado.
FENILPIRAZOLES
(enlace). Garrapaticidas e insecticidas de amplio espectro, no sistémicos. Se
emplean sobre todo en pipetas (spot-on) y sprays. Principales fenilpirazoles garrapaticidas
son: fipronil y piriprol (éste por ahora sólo para perros). Son también muy
eficaces contra las pulgas. Se introdujeron entre 1990-2005. El fipronil es ya
genérico. La patente del piriprol aún está vigente.
Puede
ser útil saber que todas las sustancias activas garrapaticidas para uso en
mascotas se consideran como plaguicidas y casi todas se emplean también en la
agricultura y la ganadería, algunas también en la higiene pública como
biocidas. Hay dos excepciones: la selamectina que no se usa en la agricultura
ni en la ganadería, ni se clasifica como plaguicida sino como medicamento
veterinario; y el piriprol, que es un plaguicida, pero sólo se usa en mascotas
por ahora.
Resistencia
de las garrapatas de perros y gatos a los antiparasitarios garrapaticidas
Hay
sólo unos pocos reportes de cierta resistencia de Rhipicephalus sanguineus (se
da en todo el mundo) a amitraz, cumafós y permetrina, en Panamá; y de Amblyomma
cajennense (se da sólo en América) a la deltametrina en Brasil. No hay ningún
reporte de resistencia a los garrapaticidas de nueva generación (fipronil,
piriprol), ni de éstas especies de garrapatas, ni de otras importantes para las
mascotas.
Se
puede afirmar pues sin miedo a equivocarse, que no hay un problema de
resistencia a los antiparasitarios con las garrapatas que de ordinario atacan a
perros y gatos en España y América Latina. Por ello, si un producto no da el
resultado esperado será porque se usó inadecuadamente (administración
incorrecta, o producto no indicado para el problema concreto), o porque se
trata de un producto de mala calidad, no porque haya un problema de
resistencia.
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